Cierra Casa Manolito: el restaurante con nombre de hombre que escondió 64 años a una gran mujer

Podríamos escribir cientos de reportajes sobre las mujeres que, en la sombra, impulsaron a sus maridos a triunfar, convertirse en auténticos genios en diferentes ámbitos. Algunas de ellas compartieron su trabajo, pero nunca lo firmaron. Hoy, en El Momento, y tras saberse que Casa Manolito anuncia su cierre, recordaremos a su impulsora.

Está la pota en la lumbre. El fuego, manso, calienta poco a poco el agua y un trocito de unto. Los primeros en zambullirse en la pantagruélica olla son el lacón y la carne del porco. Ese noble bicho que nadie ha honrado con una escultura, salvo en Lalín. Cuando el cocho ha cocido le llega el turno a la gallina y a la ternera, que hierven a parte, como los grelos, patatas, garbanzos y chorizos. Tras hora y media o dos horas de hervidura, los ingredientes se sirven en bandejas, en delicioso mosaico de sabor y color. Un pueblo, un cocido. Todos parecidos, todos diferentes. Como Galicia.

Pues el cocido -del que tanto escribió Álvaro Cunquiero- era la especialidad de Casa Manolito, uno de los platos protagonistas de este establecimiento de Ramón y Cajal. Y, Guadalupe Linares, la persona al frente que supo convertir la cocina de este manjar en su seña de identidad. Lupe dedicó más de tres décadas a cocinar y, con sus 86 años, ha cerrado las puertas de sus dos restaurante.

Con solo 22 años comenzó su sacrificada vida laboral al frente de los fogones, desplumando pollos, jabalíes y conejos en su restaurante de Chantada. En 1956 fue cuando abrieron, pero no sería hasta 1969 cuando se trasladaron a nuestro barrio. La idea de venirse a Ramón y Cajal no fue fortuita, de hecho, al construirse el embalse de Belesar en 1963 fueron los propios ingenieros y trabajadores de Coruña que comían en su mesón los que le propusieron el traslado. ¡Y así fue! Más de 51 años sirviendo los mejores lacones del barrio, con el mayor cariño y dedicación posibles.

Redacción.