El COVID-19 ha transformado por completo el aspecto de A Coruña en solo ocho días de alerta sanitaria. Ahora que la responsabilidad personal es un bien para todos, quizá nuestra primera tarea sea vivir esta circunstancia dándole un significado. El mundo se ha detenido, pero el instituto sexual humano no.
Ha pasado una semana desde que Pedro Sánchez activase el estado de alarma ante la crisis sanitaria del coronavirus. Días que han dibujado una estampa insólita y un escenario desconocido para nuestros vecinos. Habíamos perdido el hábito de detenernos. Solo nos parábamos si éramos detenidos por un acontecimiento grave en nuestras vidas o en las de los más cercanos. Porque detenerse libremente se ha convertido en algo casi imposible en la cultura actual globalizada.
Pero este escenario también muestra escenas completamente inauditas, como la de un joven coruñés masturbándose en su habitación de forma inocente mientras sus vecinos aplauden en solidaridad a los médicos que luchan diariamente contra el coronavirus. El autor del vídeo relata que este no es un hecho aislado, «como un mono», realiza esta práctica asiduamente. Después de esta metida de pata, suponemos que la ventana del vicio quedará cerrada para siempre.
Redacción.
