La ausencia de mascarillas en las farmacias ha recorrido el país. La falta de material de protección es una reclamación constante desde el inicio del confinamiento por parte de los profesionales sanitarios y los sindicatos. Sin embargo, los datos señalan que la carencia de mascarillas está llegando a su fin.
Al respecto de los numerosos desafíos que enfrenta el sector farmacéutico en estos lúgubres momentos, parece que una tenue luz comienza a vislumbrarse. Sobre todo después de que el Gobierno cambiara de opinión y recomendara su uso a toda la población y no solo a las personas infectadas. Sin embargo, tres días después de su distribución masiva en metros y autobuses, el acceso a este sistema de protección sigue siendo complicado para gran parte de los ciudadanos.
Según ha podido constatar El Momento, el 65% de las farmacias del barrio cuentan con este material, y el resto de los establecimientos se encuentran a la espera de recibir pedidos. El modelo más frecuente y demandando es el FFP2, que cuenta con un precio medio de 9-13 euros. A este, se le suman las mascarillas quirúrgicas, las más baratas y numerosas.

Cuando creíamos que la frivolidad mezquina de determinados países requisando material sanitario había eclipsado los solidos valores de nuestra sociedad, observamos como cientos de ciudadanos se juegan su vida por los demás. Demuestra, como señalaba Camus, que en el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio.
Redacción.
