[4C]: La Fase Cero no logra devolver la actividad a los comercios de Cuatro Caminos

La realidad se ha impuesto otra vez a los planes que se habían dibujado sobre el papel. Esta semana, con el arranque de la desescalada en su Fase 0, la teoría decía que empezaríamos a recuperar la actividad. Poco a poco. Con el comercio atendiendo a los clientes con cita previa, con los restaurantes sirviendo comida para llevar… Pero la práctica no funciona así. Es más complicada. Porque ni a las tiendas ni a los negocios hosteleros les sale a cuenta comenzar a trabajar con las limitaciones impuestas.


Así que la inmensa mayoría ha optado por mantener la persiana bajada. Las calles de Cuatro Caminos, con el asfalto recalentado en una jornada que arrancó tórrida, estaban ayer casi igual de insulsas que la semana pasada. Algunas personas se acercaban a los escaparates oscuros poniendo la mano de visera, a ver si se veía algo de actividad. Pero casi siempre era que no.

Los comerciantes achacan el escaso número de tiendas abiertas «a la tardanza» de Sanidad en fijar el «protocolo de actuación».

Las actividades estéticas, que también se reabrieron ayer, sí tuvieron una importante demanda. Este ansia por recuperar la imagen perdida y las propias limitaciones impuestas por la normativa para prestar estos servicios han hecho que los salones de belleza estén dando cita ya para la semana que viene. La cuestión es que únicamente se puede atender a un cliente por empleado, lo que limita mucho la capacidad de estos establecimientos. Además de funcionar con cita previa han tenido que acondicionar sus locales, igual que todos los negocios de cara al público: aumentar distancias de seguridad, tender pantallas protectoras de plástico, ofrecer desinfectante, mascarillas…

Naturalmente que hay muchos matices a la hora de valorar lo ocurrido ayer. En el tránsito hacia ese oxímoron que es la vuelta a la ‘nueva normalidad’, el arranque de semana ha arrojado un dato positivo: las siempre dramáticas cifras de fallecimientos y contagios siguen a la baja. Hay que recordar que para continuar con la desescalada –que en el mejor de los casos terminará en junio– es requisito imprescindible que la pandemia del Covid-19 remita. Es algo que está ocurriendo, y que deberá mantenerse para que el lunes que viene entremos en la Fase 1: la apertura del pequeño comercio con cierta normalidad, de las terrazas de los bares, la autorización de reuniones con familiares y amigos con menos de diez personas… A partir de ahí, cada peldaño que se suba durará dos semanas porque ese es el tiempo de incubación de la enfermedad y, por lo tanto, el modo de saber si se nos ha ido la mano a la hora de abrir nuevos espacios de libertad. Si los contagios repuntan habrá que dar pasos atrás.

De momento, el primer avance que hemos disfrutado (al margen de medidas previas de alivio como la salida con niños, de los mayores y la actividad deportiva) ha dejado ese sabor algo amargo. No se despereza la actividad poco a poco, sino que mayoritariamente sigue catatónica. Y eso que las calles lucieron más coloridas que semanas previas. Era porque en la vía pública se juntaba gente que iba a trabajar con quienes paseaban en las franjas horarias estrenadas este fin de semana, y con quienes acudían a citas pendientes desde hacía casi dos meses.

Una vez que, con todas las cautelas, parece ir remitiendo la crisis sanitaria, el papel de los ciudadanos será apoyar al comercio de proximidad.

Redacción.