[Galicia]: Las infraestructuras gallegas envejecen frente al eje Cataluña-Andalucía

Las alarmas empiezan a saltar, la reducción de la inversión en los últimos años acortan la calidad del servicio y la seguridad del mismo. Las infraestructuras gallegas necesitan mantenimiento de manera urgente.


Cataluña y Andalucía

La inversión en infraestructuras en las cuatro últimas décadas se ha centrado en las carreteras, que han acaparado, de media, el 54,8% del gasto, con un pico entre 1987 y 2007, cuando se llevaban casi un 60% del presupuesto dedicado a obras públicas. Al ferrocarril se ha destinado el 31,21% de la inversión, aunque ese porcentaje llegó a rozar el 44% entre 2007 y 2013. A las infraestructuras aeroportuarias y portuarias les ha correspondido alrededor de un 7% a cada una del gasto total.

Por áreas geográficas, Cataluña y Andalucía fueron las comunidades autónomas que mayor inversión absorbieron desde 1985, con un 15,8% y un 14,6%, respectivamente. Junto con Madrid, concentraron el 41% de todas las inversiones. Mientras que se suman Castilla y León, Galicia y la Comunidad Valenciana, que recibieron porcentajes superiores al 8% cada una.

Situación estatal

Las infraestructuras públicas españolas necesitan más de 18.300 millones de inversión pública al año durante la próxima década. Desde 2010 la inversión bruta en infraestructuras se mantiene por debajo del 50% de los niveles de la década anterior, con este ritmo de formación de capital público no se garantiza el mantenimiento de los obras, lo que las merma y envejece. Las infraestructuras del país están, de hecho, envejeciendo rápido. Si en el año 2000 menos del 40% de las obras públicas tenían menos de diez años, en 2018 ya alcanzaban el 61,5%. Las infraestructuras de más de 20 años han pasado de representar el 16,6% a ser el 24,3% en el mismo periodo.

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Análisis

Lo que sucede es que, desde la crisis de 2008, tras un primer impulso keynesiano de inversión en infraestructuras que trató de que tirara del resto de la economía, el gasto público destinado a estos fines comenzó a languidecer y en 2018 apenas se invertía en este capítulo el 40% de lo que se hacía una década antes. Una vez superada la crisis financiera, si bien el conjunto del gasto público se fue recuperando, el dedicado a la inversión en infraestructuras de transporte se mantenía a la baja.

Así mismo, en España se han invertido enormes cantidades de recursos en la construcción de infraestructuras punteras, pero estas a menudo resultan redundantes o excesivas en relación con las necesidades, al tiempo que persisten déficits de equipamientos necesarios en otras áreas y se descuida el mantenimiento de redes esenciales de transporte o de aguas.

Vicente Moro – El Momento.