Niega le existencia de una pandemia como tal. «Jubilado y jubiloso», propugna que no se ha probado la existencia de la Covid-19, mientras ataca las «desproporcionadas» medidas de los gobiernos.

Alberto Catalá no es hombre de grises; su vida está plagada de color. Ha tenido grandes y acertadas decisiones que, según él, lo convierten en un hombre libre. A sus amigos les parecerá que esta página desprende buenas dosis de sentido común para los difíciles tiempos que vivimos; sus detractores verán a una persona que defiende controvertidos argumentos, un irresponsable. Su serenidad, su talante, se debe en parte a que pasó por épocas convulsas hasta convertirse en una persona segura de sí misma. En estas líneas aparece un Alberto inteligente, bronco, culto, tierno, flexible, pero que aparentemente ha encontrado el sosiego que siempre ha estado buscando. Las causas que él defiende son su refugio, su objetivo, su cotidianidad.
Tras más de una hora hablando, percibo a un hombre asequible, ameno, atento y afectuoso. Estuve tentado de suavizar alguna de sus frases. No lo hice. Sería traicionarme a mí mismo y sería traicionar también al propio Alberto, con personalidad suficiente para asumir perfectamente sus palabras.
-¿A qué se dedicó en su vida profesional y de dónde es?
Soy licenciado en química. No soy de aquí, soy de Levante, de un pueblecito cercano a Castellón. He trabajado más de siete años en la industria de la cerámica, pero en el 87 me trasladé a Galicia para dedicarme a la formación profesional y replantearme la vida.
-¿Qué es esta pandemia?
Bueno, para empezar, el significado de la palabra pandemia fue modificado por la OMS con cierta previsión. Cuando todos teníamos interiorizado este término con el sentido de una epidemia de proporciones internacionales y de gravedad extrema en cuanto a movilidad, mortalidad y contagio, este concepto pasó a a ser simplemente «el paso de infecciones entre países». Con lo cual, desde el punto de vista etimológico, es algo leve. Primera manipulación. Realmente no hay pandemia.
-Entonces, ¿la covid no existe?
En primer lugar, los virus tienen un protocolo de identificación que en este caso no se han seguido. Por lo que nunca se ha podido aislar al virus de manera suficiente como para poder identificarlo. Para probar la existencia de algo, primero hay que demostrarlo. Nosotros no decimos que no exista, solo decimos que su existencia no está probada. Lo que sí está comprobado es que no tiene ni la movilidad que nos dijeron ni la contagiosidad. Aún así nos hacen llevar un bozal mientras tenemos que creer que hasta nos contagiamos con la mirada (ríe). Todo han sido mentiras.
-¿Qué pasa con los más de 700.000 fallecidos a nivel mundial y los 28.000 españoles?
Todos los años mueren cifras similares de personas por gripe. Y este año no muere nadie de gripe porque lo que tenemos es lo que ellos llaman la covid. Las estadísticas del INE nos muestran que en este periodo de 6 meses han muerto incluso menos personas que en el 2019. Y si comparamos años anteriores vemos que estamos en la misma media. Estamos en una gripe. ¿Qué ha pasado? Pues que hubo mucho miedo inicial.
–¿Por qué negarse a algunas de las medidas?
Todo esto es una plandemia. El Estado no es más que un títere, creen que nos protegen pero nos están matando. La población va a tener una serie de daños a posteriori debido a la falta de libertad y contacto humano. El coronavirus no nos puede matar, el hambre de la crisis que viene, sí. Aún así, por respeto a las demás personas y porque no quiero generar polémica, me pongo la mascarilla.
-Hay mucha gente que pensará que ustedes son unos irresponsables, ¿qué les diría?
Somos la única punta de lanza que tiene la conciencia humana para, por lo menos, cuestionar todo lo que está pasando.
–¿Por qué todo ha empezado en China? ¿Es parte de ese plan que comenta?
Las gripes en Europa siempre han venido de Asia. Este «bichito» ha venido de China como han venido los demás toda la vida. De la misma forma que siempre ha habido un repunte de gripe cuando pasa el verano, y ahora volverá a haber otro repunte.
-Si esto es una gripe como la de todos los años, ¿por qué justo en el 2020 le hemos llamado coronavirus?
Cada vez la gente tiene más conciencia. Pero el porqué no es tan importante como el para qué. Y el para qué está claro, quieren domesticarnos y eliminar a los que estorban.
-¿A quién le interesa tener la economía parada, a la gente confinada… a personas muriendo?
Esta situación a los únicos que les favorece es a los que tienen capital. Pretenden que la ciudadanía viva de las posibilidades de supervivencia que ellos nos ofrezcan. Los que están arriba del sistema no son ni los gobiernos de aquí ni los partidos políticos. Los de arriba quieren hacernos dependientes a través del miedo y la división. Han hecho que sospechemos unos de otros, que estemos en contra de lo que no conocemos, como en el racismo o la xenofobia. A mayores, en España tenemos 40 años de miedo proveniente del franquismo.
–¿Todo lo que me explica se puede englobar en una ideología?
Sí, la ideología de la libertad individual y la libertad política colectiva apartidista. Sin derechas, izquierdas o centro. Simplemente el poder del ser humano como ser libre.
-¿Cuando tomó la decisión de negar la covid?
Desde el 2014 he tenido un proceso de búsqueda interior, ha sido una época muy intensa en mi vida y muy fructífera. Respetando a cada uno en su punto fui adquiriendo más libertad individual, de pensamiento y de conciencia. En el primer mes de confinamiento fui víctima de la covid, tuve que dejar a mi pareja y me retiraron mis medicamentos para la artritis porque los necesitaba el Sergas. Esto generó en mí unas ganas tremendas de informarme y, a partir de abril, me di cuenta que aquí había gato encerrado. Mi primera medicina fue apagar la televisión.
-La prensa en general hace uso del término «negacionista», ¿Se ve reflejado?
No sé que intentan decir con esa palabra, porque nosotros negamos unas cosas y afirmamos otras. Todos somos negacionistas y afirmacionistas. En este país a la gente se le marca con algún tipo de «ista», nos etiquetan para dividirnos.
MBF.
