Cree conveniente que el Concello y la Autoridad Portuaria se estrechen la mano en favor de los vecinos y comerciantes de Cuatro Caminos para utilizar como aparcamiento más de 18.000 m2 de las cercanías de la lonja.
La lonja ha sido durante años el mascarón de proa de una ciudad entera, una esfinge económica e industrial. Cada pescado, cada cefalópodo, cada cifra, cada verdad o mentira pasaba por ella. A la espera de la peatonalización de este espacio y al traslado de su actividad a Punta Langosteira, el barrio recuperará para sí mismo miles de metros cudrados.

Serán múltiples los nuevos espacios que el emplazamiento original de la lonja devolverá a los vecinos. La echaremos de menos porque ella ha sido la alegoría prometeica y prometedora del crecimiento económico de la ciudad. Sin embargo, ya era hora.
Jesús Meizoso, con más de 25 años de experiencia en el sector de la construcción justifica que «debemos ponernos en el lugar de las personas a las que le pedimos que cambien sus hábitos» a la hora de reurbanizar y peatonalizar espacios. De forma provisional, explica, se podría usar el espacio de la lonja para dar alivio «a las necesidades de estacionamiento de residentes y comerciantes». Entiende que esta es una oportunidad crucial para «iniciar una progresiva fusión de los espacios portuarios y urbanos«.
Redacción.

