El establecimiento, del que se llevaron nueve libros, no había sufrido con anterioridad ningún robo. El ladrón pidió perdón y se despidió antes de salir huyendo con el botín.
«Que el libro robado se transforme en una serpiente y te devore» apercibían algunas inscripciones en las bibliotecas eclesiásticas durante la Edad Media, tratando de disuadir a los amigos del descuento de los cinco dedos. Sin embargo, los textos medievales no comentaban nada acerca de la cortesía en el acto del hurto. En este caso, para nuestro ladrón, las formas parecen importarle, o por lo menos, el remordimiento de robar.
Según ha informado el propietario, el hombre estuvo hasta tres veces en la librería. Presumiblemente, para decidir que llevarse consigo y cómo hacerlo. De acuerdo con lo comunicado por el diario local El Ideal Gallego, la Policía Judicial de la Policía Nacional sospecha ya de su identidad, además de que varios libreros ya han reconocido al sujeto. Al parecer, los gustos del ladrón se decantaron por las novedades y los «best sellers» que tenía más a mano. Así mismo, el ingenio de la metodología de robo es información que los libreros comparten, el propio Arenas declaró que «entre los libreros nos comunicamos todos y nos hemos puesto sobre aviso».
Redacción.
La viabilidad de este periódico, en peligro

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Según relata el propio Arenas, el hombre