La acusada, condenada a pagar una fianza de 6.000 euros por daños a la Administración, demandó al consistorio zamorano por un parque que no hizo. En la actualidad se encuentra en libertad con cargos tras confesar su implicación con Alberto Vega, jefe de Parques y Jardines en Zamora.
Según la información a la que ha tenido acceso El Momento, la coruñesa oriunda del barrio de Os Mallos llegó a demandar al Ayuntamiento de Zaragoza en septiembre de 2020. De forma paralela, el contrato que denunciaba al Juzgado fue el mismo que sirvió para descubrir los presuntos delitos de malversación de caudales públicos, falsedad documental y contratos irregulares.
G.N.S y todo lo que la rodea convierte esta historia en un absurdo propio de Luis Buñuel. Ella tiene dos caras ante la Justicia, víctima y delincuente, y por eso su caso de corrupción se vuelve más surrealista cada día. Por las mismas obras, las de un parque en Zaragoza, ha pedido una indemnización y posteriormente ha tenido que ser condenada. A través de sus sociedades -una lleva el nombre de sus dos hijos- repartía comisiones provenientes de los más de quince contratos adjudicados directamente por Alberto Vega, Jefe de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Zamora. Esa doble vía judicial es la que conduce al absurdo final de este caso. Y ocurre así porque, en la vía penal, son evidentes los delitos cometidos. En el mundo de la corrupción no suelen existir extrañas coincidencias inocentes.
La conocida emprendedora coruñesa exigía al Ayuntamiento de Zamora, seis meses después de abrirse diligencias en la Fiscalía, que condenara a la institución local y le obligara a abonar a su empresa Iocus Technology el importe por el que Vega Vicente le adjudicó la inversión de forma directa. Las indagaciones del instructor del expediente disciplinario concluyeron que todas las instalaciones procedían de otras contrataciones anteriores.
Conocida en la ciudad
G.N.S era hasta el comienzo de su investigación una buena hija, buena madre y vecina ejemplar de Miño y Coruña. Nacida en la ciudad hace 48 años, nadie entre sus convecinos le conocía ningún rasgo que permitiera suponer que urdiría una trama empresarial para lucrarse de forma ilícita con dinero público, a través de su empresa Iocus Technology. Se crió en el barrio de Os Mallos, compartiendo tiempo con los niños de su edad y con los clientes del comercio de muebles de sus padres. Estudió en la UDC y se convirtió en una asidua de la prensa local y tertuliana en el Club Financiero por sus numerosos proyectos empresariales.
Redacción.
La viabilidad de este periódico, en peligro.

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