Un ataque con katana en Monte Alto se salda con un detenido, una mujer con heridas leves y un establecimiento de comida turca destrozado. Los hechos sucedieron el pasado día lunes después del toque de queda.
Monte Alto, una «pequeña ciudad» erigida encima de un promontorio, mira orgullosa la Torre de Hércules. Hay, sin duda, un Monte Alto desconocido, pocas veces visto. Desde luego, nunca visto como se hace ahora desde esta noticia. Pero existe un Monte Alto nocturno, un Monte Alto de anochecer que se revela con lo establecido: katanas, alcohol y destrozos. Bien es cierto que no podemos negar nuestra herencia celta, hasta nuestras más modestas muestras de violencia toman como punto de partida el mango de madera y el filo de acero. Parece que el sospechosos era admirador del pueblo de Breogán.
Acontecimientos y posterior detención
Una mujer, hermana del propietario del establecimiento, resultó este lunes herida de forma leve al ser atacada con una katana a la altura del número 73 de la calle de Ángel Rebollo de Monte Alto. La víctima tuvo que necesitar asistencia médica y puntos de sutura en su ceja, aunque, salvo complicaciones, no se temía por su salud. El suceso ocurrió a última hora de la tarde. Fueron los propios vecinos, según confirmaron fuentes de la Policía Local, los que alertaron de lo ocurrido. Al parecer, el hombre, en estado de ebriedad, había mantenido una fuerte discusión al negarse a abonar sus consumiciones.
La propia Policía Local confirmó a última hora de la noche una agresión por arma blanca, daños en un establecimiento y otros que provocó en un vehículo aparcado. El detenido también habría sufrido una herida en la cabeza, lo que le hizo perder bastante sangre y manchar las carrocerías de los automóviles allí estacionados. El detonante de los hechos fue el momento en el que los dueños le pidieron que abonase todo lo que había consumido, él, negándose de forma violenta y rompiendo un mostrador mientras forcejeaba con los responsables del local, se marchó a su casa para volver con una katana de 73 centímetros y consumar su venganza. A continuación, no paró de romper todo lo que a su paso encontraba hasta que la espada japonesa se quebró y los dueños pudieron expulsarlo.
Redacción.
La viabilidad de este periódico, en peligro

Financie nuestro proyecto
A partir de la cantidad mínima de dos euros, elija el número de veces que usted quiera donar.
2,00 €