[CIUDAD]: Así se veía desde Madrid a la mujer coruñesa de 1931

Con casi 100.0000 ejemplares de difusión diaria, el diario Ahora describió en una serie de reportajes publicados en 1931 a la mujer coruñesa. La famosa periodista Magda Donato la definió como «la exportadora de pescado analfabeta», pero lejos de ser un intento de burla, trató de reproducir en sus páginas las injusticias de la mujer a principios del siglo pasado.


Magda Donato fue el seudónimo que Carmen Eva Nelken utilizó para firmar sus obras periodísticas. Olvidada por la historia periodística española, fue una de las grandes firmas de la II República. A través de su sarcasmo logró ejercer una agresiva crítica sobre las realidades sociales de la época. Son pocos los casos de profesionales del sector que han conducido su carrera a los extremos que Magda lo hizo. A lo largo de su vida, se coló en asilos, cárceles y manicomios solo para relatar la cruda realidad que allí se vivía. A continuación, El Momento reproduce de forma exclusiva su crónica, olvidada en el cajón de la historia.

La mujer coruñesa a ojos de Magda Donato

No, a ella no se le puede confundir con esas otras gallegas, fuertes como ella, luchadoras como ella, que someten a rudos trabajos masculinos su cuerpo, robustos a la fuerza; su pobre cuerpo, al que el endurecimiento llega a restar toda feminidad; esas gallegas en cuya figura desentona la cabeza, de cara aviejada, prematuramente arrugada, y de duras facciones, pero al fin y al cabo femenina, siquiera sea por su moño voluminoso, cuando no por la trenza que les cuelga por la espalda.

Estas son las que realizan las más rudas faenas del campo y de la ciudad; son las que labran la tierra; son las demandaderas de la estación. Esta gallega -y hay muchas como ella en los muelles de La Coruña-; esta mujer que ha llegado a reunir una fortuna, que no cesa de acrecentar con el trabajo cerebral; esta negociante en pescado, esta gran exportadora que maneja diariamente muchos miles de duros y muchos números, no sabe leer.

Empezó empaquetando sardinas; tenía doce años; hace veintidós. No hay trabajo mal retribuido cuando es a destajo. Ni leer, ni escribir, ni sumar. Pero hoy es una de las más fuertes exportadoras de pescado de La Coruña, y mantiene importantes relaciones comerciales con las grandes pescaderías de toda Galicia, de Barcelona, Bilbao y Madrid. A las siete de la mañana está en el muelle de La Palloza. Toda la mercancía: treinta, cuarenta cajas de merluza: total, unos 8000 duros que pasan por sus manos con la misma sencillez que hace veinte años manejaba las sardinas que empaquetaba.

Entre sus obreras, ella es una más. Juntas lo cargan en camiones que lo llevan al almacén que tienen en el Corralón de la Gaitera, donde lo limpian y lo desembuchan. […] ¡Claro está que tiene hasta casa propia! Le faltan algunos detalles de confort moderno, por ejemplo, le falta agua, al igual que el resto de casas del barrio. Pero por las mañanas llega la aguadora con su sella en la cabeza; sus abonados le pagan unas seis o siete pesetas por este servicio. […] Sus verdaderos aliados son la inteligencia y su memoria prodigiosa. Su verdadero aliado ha sido el analfabetismo.

Asustaría pensar a lo que hubieran llegado sus paisanas, la Pardo Bazán, Rosalía de Castro, Concepción Arenal y otras gallegas ilustres, al no hubieran aprendido a leer…

Texto reproducido del diario Ahora.

Redacción.

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