El cuerpo del joven marroquí que se precipitó al vacío desde el número 15 del Doctor Fleming aguarda en un depósito. La institución benéfica Casco y los amigos del menor piden ayuda para costear su repatriación.

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Su madre se derrumbó cuando, días después, consiguieron localizarla para transmitirle la triste noticia. Su hijo, Willab, se había precipitado desde un sexto piso. Su familia está desesperada, llevan años sin verle desde que salió de Marruecos, cruzó en patera a España y después de que un fatídico error acabara con su vida hace solo unos días, el único deseo de su madre y sus amigos es poder despedirlo por última vez.

El coste asciende a 3.000 euros, una cifra imposible de asumir por una familia extremadamente pobre. Por ello, la institución benéfica que le daba de comer y cenar está intentando reunir esta suma. Sus amigos, también sin ingresos y en un estado de abandono, sumidos en el alcohol y las drogas, ven imposible ayudar.

Vivir entre la ciudad y el cielo

Los amigos de Wallib no habían conocido la niñez, recurrían a vivir en las azoteas la vida que no podían hacer en las calles. Utilizadas para fumar y beber al sol, su presencia en las alturas era recurrente. Del tejado del número 9 fueron saltando de edificio en edificio hasta alcanzar el número 15. Fue cuando un vecino los escuchó, salió a la ventana que da al patio de luces para amedrentarlos y, asustados, intentaron desaparecer. Los servicios sanitarios que acudieron al lugar tan solo pudieron certificar su fallecimiento debido a los daños ocasionados por la altura desde la que cayó. Se cree que lo acompañaba una segunda persona que está siendo rastreada.

Redacción.

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La viabilidad de este periódico, en peligro

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