
Ayer, el Pleno del Concello hacía realidad una ordenanza histórica para la ciudad. Solo el Partido Popular votaba en contra de las nuevas medidas para el fomento de la lengua propia, amparándose en que estas no «respetaban la ley». Lage definió el momento como «erro histórico».
La última reunión del Concello aprobó una nueva resolución que venía a completar, cuarenta años después, la Lei de Normalización Lingüística de Galicia. Sin embargo, el desconcierto ante la no imposición de criterios unitarios para el partido azul enturbiaba su relación con el gallego. Han pasado de votar sí en la Diputación a votar no en el Pleno de María Pita.
Pocas veces se ha visto una huida hacia atrás como esta, un avance decidido a ser los concejales de Vox que faltan en la corporación municipal. A veces, un político se trastabilla y, en lugar de frenar su caída, se agobia y comienza a parir ocurrencias. Ayer, se insinuó que profesores de nuestra Universidad habían sido «pagados para hablar favorablemente de la ordenanza».
Rosa Gallego Neira, portavoz del grupo municipal del PP, ni siquiera hizo esfuerzos para transmitir sus negativas en gallego. Curiosamente, a miles de kilómetros de nuestra ciudad, en la Universidad de Princeton, también se votaba una ordenanza lingüística. Los departamentos de estudios clásicos decidían suprimir el latín y el griego de sus aulas. Qué envidia debe tener la portavoz del PP al no poder hacer lo mismo con el gallego, pues parece ser que el texto es ilegal.
Y para colmo, se llama Gallego. Sin embargo, la ciudadanía sigue soportando la locura bizantina del PP coruñés de ir contra todo lo que sea diferente al castellano, lo que agudiza el clima de inestabilidad para nuestra lengua. Quieren infundir temor a expresarnos en gallego, a elegir con libertad, temor a actuar como ciudadanos dotados de pensamiento crítico y capaces de analizar una ordenanza que han querido caracterizar con ataques y agresividad.
Así llegamos al cuatro de junio, BNG, Marea y el Gobierno Local escogen el gallego como lo hacían los monarcas castellanos, que nunca cuestionaron su prestigio. Mientras que el PP se encarga de intentar desmantelarla y acorralar su uso a lo más nidio posible.
Redacción.
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