El Pabellón José Toubes Pego -así es su nuevo nombre- ha concluido su reforma interior y exterior. A falta de colocar el mobiliario para el desarrollo de actividades, su nuevo aspecto de centro juvenil moderniza la imagen del barrio de Cuatro Caminos.

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Aún sin fecha oficial para su inauguración se espera que pueda estar totalmente operativo a finales del primer mes del año 2022. La obra, que fue ejecutada por la empresa coruñesa Desarrolla contó con una inversión de 450.000 euros, cofinanciada al 80% por los fondos Feder de la Unión Europea. Como especial atractivo, su sótano tendrá un novedoso «búnker» que servirá, junto a otras salas multiusos, para la producción musical.

El Remanso, destinado a esmorecer o a seguir castigando a los vecinos

Este era el título que llevaba un duro editorial publicado en este periódico que denunciaba el estado de abandono que los diferentes gobiernos municipales habían tenido al edificio. Hoy, la esperanza de todo un barrio se ve cumplida. Recuperamos parte del mismo:

El Remanso se muere porque han muerto su contexto y condición. Porque en la cultura de la deconstrucción, donde todo vale para llegar a nada, la presencia del Remanso apenas es otra cosa que una mitificada nostalgia o un premeditado abandono. El derribo del viaducto de la Ronda de Nelle ha devuelto la esperanza al barrio. Estos próximos meses servirán para calibrar si Inés Rey nos traicionará o no. 

El Remanso, por fuera, está como siempre o peor. Hecho un desastre. Rodeado desde el pasado verano por vallas metálicas para evitar que se repitan las okupaciones y los incendios registrados meses atrás. De hecho, el 27 de julio del 2017 se aprobó la modificación puntual del PXOM para habilitar un “nuevo proyecto capaz de dotar al Remanso  de un pabellón para usos cívicos”. Toda una broma que hasta tuvo precio (423.272,47 euros), planos y arquitectos. 

Redacción.

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La viabilidad de este proyecto, en peligro