La carrera C-10 provocó este domingo numerosos cortes en el tráfico que obligaron a reabrir el paso que transcurre por la calle de Santa Lucía. Cortada desde hace 6 meses por el riesgo de caídas, los vecinos reclaman soluciones: «para la carrera no hay peligro, el resto de días, sí».
Los vecinos más próximos a la calle de Santa Lucía miran con recelo las medidas tomadas por el Concello, que abrió sin previo aviso el tránsito del tráfico rodado y, cinco horas después, volvió a cerrarlo. Argumentan que las «excusas» de Inés Rey carecen de validez y que «ya no se trata de seguridad» pues reabren la calle cuando se hace necesario.
El problema de este embolado es que las dos partes implicadas en el asunto no acaban de aclararse y cada una lanza responsabilidades a la otra. Por una parte, el Concello considera que ellos no pueden hacer nada hasta que pase el plazo legal, para luego realizar la obra de forma subsidiaria. El Concello dictó un decreto hace dos meses para declararlo en ruina Por otra, se puede llegar a considerar que es la propiedad del inmueble la que está obligada a su demolición o, por lo menos, tiene un determinado plazo para hacer alegaciones. Aún así, cortada o no, el tráfico sí depende de María Pita.
Pasados un total de 190 días, los residentes de la zona entienden que ya ha llegado el momento de que «ocurra algo» y desconocen porque no se concretan actuaciones. En este sentidos, se sienten «puteados» al desconocer cuánto tiempo más tendrán que estar esperando, a la vez que ven como la posibilidad de recuperar el tráfico se lleva a cabo solo cuando «hay carreras».
Redacción / Manuel Pérez
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