
Un mural es un objeto único, el resultado de una idea medida, una labor de artesanía y de pasión, pero, sobre todo, un relato que se extiende en el tiempo hasta que el último trazo de pintura se descuelga de esa pared donde fue pintado. Gabriel Taccone se crió en Caracas y vivió siempre rodeado de gallegos emigrados, “desde chico escuché gaitas”. Vive en Cuatro Caminos desde hace dos años y su historia está llena de pasión y juventud. Hace pocos días, uno de sus posibles proyectos causó furor en las redes.
P- Dicen que las oportunidades existen en todos los sitios, pero usted tuvo que dejar Caracas.
Estudié diseño gráfico en Caracas y ejercí allí durante un año. Desde que salí del instituto empecé a buscar mi propio estilo. Cogí experiencia laboral pero no había oportunidades para crecer.
P- ¿Qué ha dejado atrás?
En un principio llegué a Santiago con mi familia, luego decidí ir a Coruña. He dejado todo atrás pero gracias a Dios tengo a mi familia conmigo. Cuando llegué a Coruña solo tenía un amigo, tuve que tocar mil puertas de mil sitios diferentes.
P- ¿Es usted un luchador?
Me he encontrado con gente muy buena y eso me ha ayudado.
P – ¿Cuáles son sus proyectos actuales?
Hago de todo, realizo xilografía, hago camisetas, también pinto murales… Aprovechando el verano quiero darle más potencia a los murales, me gustaría poder hacer algo con el Ayuntamiento.
P- ¿Piensa que esta será su ciudad para siempre?
A corto y mediano plazo me veo aquí, me encanta lo que ofrece Coruña. Creo que le falta color y quiero apostar por ello. El Concello eliminó unos carteles que hice en el paseo marítimo, los quitaron sin más, me da la impresión de que cualquier expresión artística se apaga.
P- En un mundo tan determinado como el del artista, ¿son muchos los egos y envidias?
No, la verdad es que no es el caso. He conocido a ilustradores y diseñadores de la ciudad con muy buena onda y dispuestos a echar una mano.
P- ¿Deportivista?
Tengo algún proyecto pensado con algo del Depor. Me gusta muchísimo, en Caracas no tenía esa oportunidad de ir al campo porque era muy inseguro. Aquí ves cómo todos caminan de azul y blanco a Riazor, la vibra de Coruña es brutal. Su espíritu de lucha me conmueve. Están en Primera RFEF pero la gente dice “voltaremos”, incluso llenan un estadio para ver a unos chavales. Es impresionante.
P- ¿Qué es lo que más y menos le gusta de vivir aquí?
Lo que más es la vida a pie que se hace, es común encontrarte a gente muy diferente por todos lados. Lo que menos es que en la calle debería estar el arte, se podría decir que las calles no representan a los coruñeses. En el caso de las escaleras de Santa Lucía, por ejemplo, se hace un gran proyecto en una calle de al lado mientras se olvidan unas escaleras impresionantes. Nadie se preocupa por crear algo para ellas.
P- ¿Fue caminando cómo surgió su diseño para Santa Lucía?
Para ir al centro paso por allí y veo la belleza arquitectónica que tiene y lo desperdiciada que está. Imagino lo bonito que sería para una persona que camina todos los días al trabajo y ve unos colores que le motivan. Pero ese diseño no tiene que ser así, siempre pienso en el espacio donde voy a plasmar. Mi idea principal sería hablar y ver qué dicen los vecinos, cuáles son sus colores.
P- ¿Aprendió antes a pintar o a escribir?
Creo que fue un proceso de seguridad en mí mismo. Primero me gustaba pintar y luego lo dejé de lado, hasta el momento donde tuve que decidir qué hacer. Desde ahí no he parado.
Redacción.
La viabilidad de este periódico, en peligro

Haga posible que podamos seguir escribiendo
A partir de la cantidad mínima de dos euros, elija el número de veces que quiera usted donar.
2,00 €