
La mayor parte de residentes colindantes con el paso de la AC-11 soportan niveles de ruido por encima de los valores aconsejados debido principalmente al tráfico rodado, según el Sistema de Calidad Ambiental. El Momento analiza, dato a dato, la calidad acústica de la ciudad.

La incidencia de ruido se considera molesta a partir de los 55 decibelios, Alfonso Molina solo baja de esa cantidad entre las 6.00 y 8.00 de la mañana. Según los datos consultados por El Momento y facilitados por la Red de Vigilancia Contra la Contaminación Acústica, entre los días 10 y 21 de este mes los equipos registraron una media de 69 db. Datos normales para una vía por la que transitan más de 45.000 vehículos diarios al ser la forma de entrada y salida más rápida de la ciudad. Sin embargo, la arteria expone a gran parte de la población coruñesa a niveles muy superiores de ruido en horarios nocturnos.
Los datos consultados por El Momento ponen de manifiesto que en el interior de la ciudad predomina el ruido generado por el tráfico rodado frente a otras fuentes. De esta forma se observa cómo los niveles sonoros más elevados se producen en las áreas afectadas por las grandes vías que conectan a la ciudad, y por los núcleos de actividad industrial concentrados en los polígonos de Pocomaco y el de A Grela-Bens. Bien es cierto que no suponen una carga auditiva tan grande como la del tráfico rodado.

El Orzán, zona tradicional de marcha, concentra en las calles Sol y Socorro la mayor parte del ruido generado. El estudio registra niveles superiores a los 60 db entre las doce y cuatro de la mañana. Lo anterior se debe a que buena parte de la marcha coruñesa discurre por esas dos vías. Sin embargo, a lo largo de la semana los niveles disminuyen ya que el impacto sonoro de la fiesta se reduce.
Iván Alx.
La viabilidad de este proyecto, en peligro

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